El arte de conectarnos auténticamente
Para poder experimentar una conexión verdadera con alguien, debemos primero conectarnos con nuestra autenticidad. Sólo desde esta cercanía interna, podemos comunicar nuestras necesidades, deseos, creencias y preferencias. Hace falta esfuerzo y trabajo para aprender a conocernos, debajo de las capas y capas de condicionamiento social. El proceso no se trata de ir afuera a conseguir algo nuevo, sino de ir hacia adentro y descubrir nuestra naturaleza original incorrupta.
Nos han enseñado que cuando algo no aparenta estar bien, debemos arreglarlo. Nos han entregado muchas soluciones rápidas que tapan los síntomas, pero no ofrecen un resultado real. La verdad es que no podemos adelantar nuestro proceso de expansión personal. Debemos tomar todos los pasos necesarios para evolucionar desde el lugar donde estamos. Y esto cambia para cada uno de nosotros, dependiendo en nuestro karma y dharma (es decir, lo que aun debemos de aprender y aquello que ya hemos aprendido). Aprendemos experiencialmente, las lecciones que dominamos, las integramos dentro de nuestras células, se convierten en parte de quienes somos.
Un punto de partida fantástico es el de comenzar a reconocer nuestros sentimientos, aquellos que son socialmente aceptables y los que no, aquellos que logramos entender y los que no. Cada vez que encontramos un aspecto diferente de nosotros mismos, podemos integrarlo diciendo en voz alta ¨Este/Esta, también soy yo¨. Esto va a ayudarnos a conocer nuestro paisaje interior. Es un ejercicio divertido, mediante el cual se pueden nombrar a los diferentes personajes y hasta adjudicarles cualidades y vestimentas, para así poderlos reconocer más fácilmente. Tendemos a creer que somos un individuo todo coherente, pero en realidad funcionamos más como un pueblo entero. Si no conocemos a nuestros pobladores, no podremos dirigir el espectáculo.
Cuando nos conectamos con otros, nuestros pobladores se juntan con los otros pobladores. Si no somos emocionalmente conscientes, seguramente en algún momento nos sentiremos confundidos y reaccionaremos defensivamente. La próxima vez que el comportamiento de alguien te genere angustia, elige honrar a tus sentimientos, sin etiquetar ni culpar a la otra persona, en vez, expresa cuál es tu percepción de la situación desde tu punto de vista único y permite la generación de un espacio de oportunidades constructivas.
Digamos que María vuelve a su casa del trabajo y entra en su estar, donde su marido está mirando televisión. Él la ojea cuando abre la puerta y continúa mirando su programa, sin decirle nada. María se siente mal y decide expresarse mediante.
1.Culpar a la otra persona y esconder su vulnerabilidad: ¨Pedro, eres la persona más maleducada que conozco. ¡Cómo puedes ignorarme de esta forma! ¨ Este estilo de comunicación es reactivo y asume que María es una víctima y Pedro un victimario. No hay una posibilidad de oportunidad constructiva aquí. María está asumiendo que la conducta de Pedro es con mala intención y dirigida a causarle daño y no está asumiendo sus sentimientos como propios.
2. Honrar sus sentimientos y darle a la otra persona la oportunidad de hacer algo bueno. ¨Cuando regreso del trabajo a casa y tu no me saludas con un beso o un abrazo, me siento ignorada, triste y sola. Me significaría mucho si me reconocieras, aunque sea un poquito y luego continuaras con tus cosas¨. Este estilo de comunicación expresa precisamente el mundo interior de María a la vez que le abre la posibilidad a Pedro de entenderla y si así lo desea cambiar su comportamiento de manera acorde.
Cuando nos comunicamos con los demás, debemos recordar que todo se basa en un punto de vista y que las percepciones son tan únicas como las huellas digitales. No hay dos personas que ven el mundo de la misma forma. La comunicación es una herramienta artística y no una ecuación matemática.