Cambios sustentables y mecanismos de supervivencia

¿Por qué es tan difícil cambiar? ¿Como puede ser que sepamos lo que debemos hacer, pero no lo hagamos?
Cuando queremos introducir un cambio en nuestra vida, debemos crear espacio para que éste crezca. Esto significa que para permitir que algo nuevo florezca, debemos dejar ir algo viejo, que ya no nos sirve. El problema es que las raíces de los viejos hábitos son profundas y muchas veces invisibles. Los hábitos más difíciles de romper son aquellos que están ligados a mecanismos de supervivencia, incrustados en nuestro ser desde la infancia.
Los mecanismos de supervivencia son las formas en las cuales nos adaptamos a lo que nuestro medio ambiente requirió de nosotros. Las cosas que nos sobrepasaban, el afecto que no recibimos, los miedos, los terrores, las injusticias, todo aquello que, de pequeños, hayamos sentido demasiado grande para ser manejado. No importa dónde hayas nacido, si perteneces a la raza humana, has experimentado algún tipo de trauma. Este daño percibido (ya sea que fuera infligido intencionalmente o no, haya sido literal o imaginado), nos impulsó a generar mecanismos de supervivencia que con el tiempo se convirtieron en pilotos automáticos.
La mayoría de nosotros (si no todos), naturalmente queremos mejorar nuestra calidad de vida, sea cual fuere la definición para cada uno. Sin embargo, sin importar cuan claros estemos acerca de lo que debamos hacer para poder experimentar más alegría, paz y equilibrio, de alguna manera siempre terminamos dándonos contra una pared de resistencia.
La dificultad está en que traemos el cambio al mismo medio ambiente que fomenta nuestro ser habitual y donde están alojados todos los disparadores antiguos que nos impulsan a actuar de la misma manera. El cambio sin esfuerzo requiere coherencia entre lo que hacemos y quienes somos. Cuanto más coherentes sean nuestros pensamientos, emociones y acciones, más rápido podremos traer a fruición ese cambio a nuestras vidas.
La mejor estrategia para cambio sustentable es abordarlo desde el nivel energético, convirtiéndonos en aquello que queremos experimentar. Si estamos procurando abundancia, comencemos por sentirnos agradecidos por todo lo que ya está presente en nuestras vidas y por la persona que ya somos. Esto cambiará el padrón de vibración que cargamos, haciendo espacio para una nueva alineación vibracional que va a resonar con aquello que queremos crear. Si solamente abordamos el cambio desde el nivel material, empujándonos a hacer las cosas, sin cambiar la mentalidad de fondo, como mínimo, nos va a tomar muchísimo esfuerzo y tiempo.
La fórmula óptima para el cambio es primero sentir que está sucediendo en nuestras células, aun que la evidencia sea en lo contrario, recordando que no estamos recreando lo que ya vemos, sino creando algo nuevo que aun necesita ser descargado a nuestra realidad. Segundo, tomar acción coherente con lo que estamos sintiendo a la vez que damos gracias por lo que ya se está manifestando. Permanezcamos en este estado, brindándole todo el foco e intención, hasta que la vieja realidad se desvanezca por falta de atención.
Para que cualquier cosa exista en nuestro mundo, debemos prestarle nuestra atención. Mantengámonos curiosos, acerca de qué estamos alimentando consciente e inconscientemente. Estamos constantemente creando, nos demos cuenta o no, no podemos hacer nada más que crear, no hay botón de pausa a nuestra naturaleza creativa. Aprendamos entonces a manejar este don en nuestro beneficio y el beneficio de los demás.